lunes, 20 de agosto de 2012

"UCE" Una mano amiga para los más desposeídos de San Pedro de Macorís.


Goldny A. Mills

Por Periodista 23.
SAN PEDRO DE MACORÍS. La salud es un derecho fundamental del ser humano, pero lamentablemente no todos disfrutamos de ese principio.
La desigualdad y la mala distribución de las riquezas provocan que la salud se convierta en un bien de lujo para muchas personas.
En los bateyes de San Pedro, por ejemplo,  la necesidad imperante de sus pobladores está relacionada con la falta de acceso a la salud.
Casuchas de hojalata, niños descalzos, desnutrición, malaria, rabia, son algunas de las principales características  en esta zona. Y es solo una de las tantas, que con iguales condiciones, existen en nuestro país, en el siglo XXI.
Quizás para muchos, escenas como estas solo se viven en África, pero no tenemos que ir tan lejos para ver y vivir  esta cruda realidad.
El doctor Goldny A. Mills  Brads Haw, director de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Central del Este (UCE), dijo que en bateyes como La Yeguada, sus pobladores deben utilizar sus propios mecanismos de defensas contra la rabia, una de las principales enfermedades predominantes en su espacio.
“La gente utiliza alcanfor”. Los colocan alrededor de la vivienda, para alejar a los hurones”, explica, pues han tenido que aprender a convivir con estos  pequeños, pero peligrosos animales. Debido a la necesidad que en materia de salud tienen estas personas, la UCE envía a sus estudiantes de término de la carrera de medicina a prestar sus servicios allá.
Goldny, quien es además profesor de Epidemiología y Medicina Preventiva de esa universidad, señaló que todos los estudiantes de su materia -dominicanos y extranjeros- deben visitar por ocho meses estas zonas, realizando actividades de prevención como charlas, jornadas de vacunación, entregas de vitaminas y calcio a niños y mujeres embarazadas, entre otras.
“Tener un 98 en la materia y no tener una asociación directa con estas personas es como no hacer nada. El estudiante debe convivir con estas personas. No solo deben usar la computadora, sino que deben venir aquí, para que se humanicen.    Hasta que no se involucren, no pueden pasar la materia”, aseguró.
Mills subrayó que también se busca que los jóvenes de estas comunidades “que se pasan sus días en las esquinas vendiendo drogas,  vean a éstos como ejemplo y quieran ser como ellos”.
El catedrático sostuvo que la acción que realiza la UCE es una fórmula de ir reduciendo la barrera que hay entre la salud  y la distancia de la población. “Mientras más lejano es el sitio, ahí debe estar el brazo armado de la universidad”.
“El bateyero nos ve como el enclave entre la universidad y él. Como el negro que llegó. Por eso siempre trato de nunca fallarle a esta gente, a mi segunda casa”, subrayó el encargado de Salud Pública de esta Casa de Estudios.
Además de trabajar en aproximadamente doce de los más de 50 bateyes que tiene San Pedro, Goldny señala que trabajan también en otras comunidades de la región Este del país.
El Iguamo I, El Cayacoa, Monte Largo, Honduras, son solo algunos de los bateyes que reciben la asistencia de  los estudiantes de la UCE.
Estudiantes involucrados. Los estudiantes se dividen en grupos de aproximadamente 15 a 20 personas, los cuales deben ir rotándose por las diferentes comunidades. 
Y “en una semana alrededor de 150 estudiantes visitan un mismo batey. Eso causa  un impacto grandísimo”.
Además, los futuros médicos deben rendir informes diarios sobre todas las actividades que realizan.
“Desde la universidad tenemos un control directo de la situación de salud de esta zona, con un inventario basado en lo que hacen nuestros estudiantes, pues creemos en la jornada directa”, dijo Goldny, quien ve este trabajo como su vida. “Yo amo esto. Este es mi mundo y agradezco a la universidad por esta oportunidad. Yo no soy un maestro de ella, sino un hijo”, manifestó visiblemente emocionado.
Pero aclara, que “no soy nadie sin la institución. Yo solo he tratado de seguir la política que en cuanto a salud, tiene esta Universidad”.
Como práctica final, dice el maestro, sus estudiantes van al batey Nuevo Cayacoa. “Como después de lo malo viene lo bueno, aquí la cosa es diferente”.
Esta gente tiene su cancha de fútbol, mercado, iglesia, una escuela, su propio hospital, un parque, Pero además de estas visitas a los bateyes, los estudiantes pasan una semana en el hospital, en sala de cirugía, donde deben  participar en todos los procesos quirúrgicos de ese centro de salud.
“Estos también asisten a programas de radio y televisión, y van por las diferentes calles de las comunidades, concientizando a las personas con relación a las principales enfermedades de la zona”, expresó el catedrático. 
Zoom
Clases de reforzamiento
Leiko Ortiz, directora del Departamento de Marketing, Relaciones Públicas y Prensa, informó que en este verano la Universidad Central del Este también está llevando a cabo un programa para ofrecer clases de reforzamiento en el batey Vasca.
Los estudiantes de esta comunidad reciben clases de matemáticas y gramática, de mano de la compañía Alcoholes Finos.
Escrito por: MERCEDES PÉREZ REYES (mp.reyes@hoy.com.do )

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