Con la presencia de las tropas EEUU sigue la crisis de 1921 en SPM
Por: Ramón Perdomo
Para 1921-1922 la República Dominicana, tenía una deuda con los Estados Unidos y sus empresas financieras y bancarias de 43.7 millones de dólares, de los cuales solo 17 habían sido prestados en el gobierno de Mon Cáceres(1905-1911), los restantes 26.7 millones, correspondían a 20 que fueron tomados prestados para la construcción de las carreteras troncales del país: la Carretera Duarte, la Sánchez y la Mella, así como los respectivos puentes; en una primera partida y luego los 6.7 millones restantes.
Esa situación económica de deuda, sirve de pretexto para que el gobierno militar estadounidense, tomara medidas extremas con relación a los impuestos, y es que para 1921, una gran crisis abatió el ayuntamiento de San Pedro de Macoris, en el plano financiero, a tal punto que los regidores se plantearon solicitar un préstamo a una de las instituciones bancarias de la ciudad para así poder cubrir algunas deudas y la nómina de los empleados.
Según consta en las actas de las sesiones de la Sala Capitular el cuerpo policial municipal fue reducido en un 50 por ciento, la banda de música fue desintegrada definitivamente, ya que el pago de las mensualidades de los músicos fue abolido, quedando San Pedro de Macoris, sin Banda Municipal, ya previo recordemos que había sido desintegrado el Cuerpo de Bomberos, asimismo los empleados del Correo y Telégrafos fueron objeto de una reducción en sus salarios y así lo describe en un informe el ingeniero Octavio Acevedo Camarena –petromacorisano- quien fuera Director Técnico de la Secretaria de Estado de Fomento y Comunicaciones, del gobierno ocupacionistas de los Estados Unidos:
“Desde 1921 viene sintiéndose el servicio con motivo de las reducciones que se efectuaron en los salarios de los empleados y en ese mismo año y en el 1922, y los cuales han dado lugar a algunas irregularidades por escasez de personal en diversas oficinas y exigua remuneración del mismo. Es de desearse que las condiciones económicas generales mejoren, a fin de que se puedan dotar las oficinas del personal necesario, asignándole a este la adecuada remuneración, en miras de imprimirle al servicio la mejor y más eficaz organización”.
Debido a las actuaciones represivas por parte del Teniente Coronel William C. Harlle, jefe militar de las tropas interventoras en la provincia, aparte del acto de atropello al empresario Santiago Ricart Lamarche ocurrido el 21 de noviembre del 1921, éste se vio envuelto en otros actos de atropellos, pero en esta ocasión en contra de humildes trabajadores inmigrantes de las islas angloantillanas, los que dieron lugar a la llegada al país, y específicamente a San Pedro de Macoris, del señor John Sydney de Bourg “Oficial líder de las provincias occidentales de las Indias Occidentales del Caribe Central y Sur América” de la Asociación Universal para el Mejoramiento del Negro y Liga de Comunidades Africanas (Universal Negro Improvement Association and African Communities League, UNIA-ACL), fundada por el jamaicano Marcus Garvey.
La represión desatada por el gobierno militar americano en la persona de dicho Teniente Coronel, dieron lugar para 1921, a que no solo se presentara una crisis en el ayuntamiento y sus dependencias como son el Cuerpo de Bomberos, la Banda de Música Municipal, la empleomanía, sino que fue desatada una ola de persecución contra los dirigentes de la UNIA-ACL, lo que provocó el descontento de los trabajadores de los distintos ingenios azucareros, principalmente entre aquellos denominados cocolos.
En un trabajo de investigación sobre la inmigración caribeña, preparado por Humberto García Muñiz (puertorriqueño) y Jorge Giovannetti, titulado Garveyismo y racismo en el Caribe: El caso de la población cocola en la Republica Dominicana, narran de la siguiente manera la situación de estos inmigrantes frente a los militares interventores:
“Las reuniones del capítulo 26 (de la UNIA-ACL, nota RP) se daban dos veces por semana. En una de ellas, el 3 de septiembre de 1921, los Marines irrumpieron y arrestaron a varios líderes, entre ellos, su presidente, el Reverendo Phillips (De Bourg 1921a). Dos días más tarde, el 5 de febrero, Thomas Duruo encabezó una solicitud escrita al Gobernador Militar, el Contralmirante Samuel S. Robinson para que tomara cartas en el asunto del arresto de “nuestro Presidente, el Secretario General y otros Miembros, incluyendo mujeres y menores mientras cantaban canciones sagradas” (Duruo et al 1921). Días más tarde, el 7 de septiembre, según la versión de las autoridades militares locales, se llevó a cabo una marcha de los cocolos miembros de la UNIA-ACL en las calles de San Pedro de Macorís con el motivo de “reclutar miembros para la organización y de hacer gala de sus ideas al público” (Kincade 1921, n.t.). Esta marcha llegó hasta las oficinas del Reverendo Beer, que también era vicecónsul británico, tiraron al suelo la bandera británica, la pisotearon y escupieron (Byas 1991; Kincade 1921)”.
“El Preboste Militar, Capitán G. M. Kincade, pensó que esta organización, llamada la “Universal Negro Improvement Association” y “African Blood Brotherhood” (Hermandad de la Sangre Africana, ABB), crecería y podría ser una amenaza por tener “tendencias bolcheviques y anarquistas” (Kincade 1921). El resultado fue que el 10 de septiembre hubo más arrestos y del 11 al 17 de septiembre todos fueron juzgados y encarcelados. Eventualmente los líderes más importantes fueron deportados en noviembre: el Reverendo Phillips (presidente), William J. Butler (segundo vicepresidente), Charles E. Henry (tercer vicepresidente), y J. T. Carey, todos súbditos británicos”.
“El abogado Santiago Lamela Díaz apeló los arrestos pero fue echado a patadas del tribunal, golpeado con culatas de rifles, obligado a barrer las calles, y dejado libre ante una protesta masiva del pueblo (Álvarez, Bermúdez y Hazim 1996:20)”.
Quien hurga en la historia de San Pedro de Macoris, podría con facilidad darse cuenta que la situación financiera por la que atravesaba el ayuntamiento en 1921, con la rebaja de los sueldos y la cancelación de parte del personal entre los que estaban los miembros de la Banda de Música, así como miembros de la Policía Municipal; el estado de represión a la población incluyendo a los inmigrantes, acompañada de manifestaciones de discriminación racial; el atropello a uno de los más eminentes abogados como Santiago Lamela Díaz; así como el incidente con el industrial Santiago Ricart Lamarche crearon un estado de tensión en La Sultana del Este, que provocó que las tropas invasoras llevaran a una supuesta Corte Marcial al Teniente Coronel William C. Harlle, quien finalmente como era de esperarse fue absuelto, por no existir pruebas sobre las denuncias de abusos cometidos contra ciudadanos civiles.
Hay que resaltar, que todos estos recortes de tipo económico hecho por el gobierno militar, tenían una sola intención, era reducir los gastos públicos, para de ahí cobrarse con mayor facilidad y rapidez la deuda que tenía el gobierno dominicano de 43 millones de dólares y como San Pedro de Macoris poseía una aduana de la de mayor recaudación del país, siendo en algunos años entre 1920-1924, solo superada por la aduana del Puerto de la ciudad capital; ese dinero por concepto de impuestos, fue tomado en su mayoría para cobrarse la deuda de los millones con los que se construyeron las tres carreteras troncales con sus puentes 1917-1922, por lo que como siempre San Pedro de Macoris, tuvo que aportar de sus riquezas más que cualquier otra provincia a las obras del país.
Para 1921-1922 la República Dominicana, tenía una deuda con los Estados Unidos y sus empresas financieras y bancarias de 43.7 millones de dólares, de los cuales solo 17 habían sido prestados en el gobierno de Mon Cáceres(1905-1911), los restantes 26.7 millones, correspondían a 20 que fueron tomados prestados para la construcción de las carreteras troncales del país: la Carretera Duarte, la Sánchez y la Mella, así como los respectivos puentes; en una primera partida y luego los 6.7 millones restantes.
Esa situación económica de deuda, sirve de pretexto para que el gobierno militar estadounidense, tomara medidas extremas con relación a los impuestos, y es que para 1921, una gran crisis abatió el ayuntamiento de San Pedro de Macoris, en el plano financiero, a tal punto que los regidores se plantearon solicitar un préstamo a una de las instituciones bancarias de la ciudad para así poder cubrir algunas deudas y la nómina de los empleados.
Según consta en las actas de las sesiones de la Sala Capitular el cuerpo policial municipal fue reducido en un 50 por ciento, la banda de música fue desintegrada definitivamente, ya que el pago de las mensualidades de los músicos fue abolido, quedando San Pedro de Macoris, sin Banda Municipal, ya previo recordemos que había sido desintegrado el Cuerpo de Bomberos, asimismo los empleados del Correo y Telégrafos fueron objeto de una reducción en sus salarios y así lo describe en un informe el ingeniero Octavio Acevedo Camarena –petromacorisano- quien fuera Director Técnico de la Secretaria de Estado de Fomento y Comunicaciones, del gobierno ocupacionistas de los Estados Unidos:
“Desde 1921 viene sintiéndose el servicio con motivo de las reducciones que se efectuaron en los salarios de los empleados y en ese mismo año y en el 1922, y los cuales han dado lugar a algunas irregularidades por escasez de personal en diversas oficinas y exigua remuneración del mismo. Es de desearse que las condiciones económicas generales mejoren, a fin de que se puedan dotar las oficinas del personal necesario, asignándole a este la adecuada remuneración, en miras de imprimirle al servicio la mejor y más eficaz organización”.
Debido a las actuaciones represivas por parte del Teniente Coronel William C. Harlle, jefe militar de las tropas interventoras en la provincia, aparte del acto de atropello al empresario Santiago Ricart Lamarche ocurrido el 21 de noviembre del 1921, éste se vio envuelto en otros actos de atropellos, pero en esta ocasión en contra de humildes trabajadores inmigrantes de las islas angloantillanas, los que dieron lugar a la llegada al país, y específicamente a San Pedro de Macoris, del señor John Sydney de Bourg “Oficial líder de las provincias occidentales de las Indias Occidentales del Caribe Central y Sur América” de la Asociación Universal para el Mejoramiento del Negro y Liga de Comunidades Africanas (Universal Negro Improvement Association and African Communities League, UNIA-ACL), fundada por el jamaicano Marcus Garvey.
La represión desatada por el gobierno militar americano en la persona de dicho Teniente Coronel, dieron lugar para 1921, a que no solo se presentara una crisis en el ayuntamiento y sus dependencias como son el Cuerpo de Bomberos, la Banda de Música Municipal, la empleomanía, sino que fue desatada una ola de persecución contra los dirigentes de la UNIA-ACL, lo que provocó el descontento de los trabajadores de los distintos ingenios azucareros, principalmente entre aquellos denominados cocolos.
En un trabajo de investigación sobre la inmigración caribeña, preparado por Humberto García Muñiz (puertorriqueño) y Jorge Giovannetti, titulado Garveyismo y racismo en el Caribe: El caso de la población cocola en la Republica Dominicana, narran de la siguiente manera la situación de estos inmigrantes frente a los militares interventores:
“Las reuniones del capítulo 26 (de la UNIA-ACL, nota RP) se daban dos veces por semana. En una de ellas, el 3 de septiembre de 1921, los Marines irrumpieron y arrestaron a varios líderes, entre ellos, su presidente, el Reverendo Phillips (De Bourg 1921a). Dos días más tarde, el 5 de febrero, Thomas Duruo encabezó una solicitud escrita al Gobernador Militar, el Contralmirante Samuel S. Robinson para que tomara cartas en el asunto del arresto de “nuestro Presidente, el Secretario General y otros Miembros, incluyendo mujeres y menores mientras cantaban canciones sagradas” (Duruo et al 1921). Días más tarde, el 7 de septiembre, según la versión de las autoridades militares locales, se llevó a cabo una marcha de los cocolos miembros de la UNIA-ACL en las calles de San Pedro de Macorís con el motivo de “reclutar miembros para la organización y de hacer gala de sus ideas al público” (Kincade 1921, n.t.). Esta marcha llegó hasta las oficinas del Reverendo Beer, que también era vicecónsul británico, tiraron al suelo la bandera británica, la pisotearon y escupieron (Byas 1991; Kincade 1921)”.
“El Preboste Militar, Capitán G. M. Kincade, pensó que esta organización, llamada la “Universal Negro Improvement Association” y “African Blood Brotherhood” (Hermandad de la Sangre Africana, ABB), crecería y podría ser una amenaza por tener “tendencias bolcheviques y anarquistas” (Kincade 1921). El resultado fue que el 10 de septiembre hubo más arrestos y del 11 al 17 de septiembre todos fueron juzgados y encarcelados. Eventualmente los líderes más importantes fueron deportados en noviembre: el Reverendo Phillips (presidente), William J. Butler (segundo vicepresidente), Charles E. Henry (tercer vicepresidente), y J. T. Carey, todos súbditos británicos”.
“El abogado Santiago Lamela Díaz apeló los arrestos pero fue echado a patadas del tribunal, golpeado con culatas de rifles, obligado a barrer las calles, y dejado libre ante una protesta masiva del pueblo (Álvarez, Bermúdez y Hazim 1996:20)”.
Quien hurga en la historia de San Pedro de Macoris, podría con facilidad darse cuenta que la situación financiera por la que atravesaba el ayuntamiento en 1921, con la rebaja de los sueldos y la cancelación de parte del personal entre los que estaban los miembros de la Banda de Música, así como miembros de la Policía Municipal; el estado de represión a la población incluyendo a los inmigrantes, acompañada de manifestaciones de discriminación racial; el atropello a uno de los más eminentes abogados como Santiago Lamela Díaz; así como el incidente con el industrial Santiago Ricart Lamarche crearon un estado de tensión en La Sultana del Este, que provocó que las tropas invasoras llevaran a una supuesta Corte Marcial al Teniente Coronel William C. Harlle, quien finalmente como era de esperarse fue absuelto, por no existir pruebas sobre las denuncias de abusos cometidos contra ciudadanos civiles.
Hay que resaltar, que todos estos recortes de tipo económico hecho por el gobierno militar, tenían una sola intención, era reducir los gastos públicos, para de ahí cobrarse con mayor facilidad y rapidez la deuda que tenía el gobierno dominicano de 43 millones de dólares y como San Pedro de Macoris poseía una aduana de la de mayor recaudación del país, siendo en algunos años entre 1920-1924, solo superada por la aduana del Puerto de la ciudad capital; ese dinero por concepto de impuestos, fue tomado en su mayoría para cobrarse la deuda de los millones con los que se construyeron las tres carreteras troncales con sus puentes 1917-1922, por lo que como siempre San Pedro de Macoris, tuvo que aportar de sus riquezas más que cualquier otra provincia a las obras del país.
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