Con ser decentes no alcanza, también debemos ser ordenados, porque el orden ayuda a demostrar nuestra decencia, y además evita problemas, mejora la calidad de vida y optimiza el tiempo.
El orden nos permite demostrar nuestra decencia:
- La casa escriturada de forma correcta.
- Los papeles del auto que estén al día.
- Los impuestos bien archivados.
- Subdivisión de propiedades familiares.
- Sucesión de familiares fallecidos.
- Acuerdos puestos por escrito y legalizados.
- Placares bien ordenados.
- Llaves en un lugar determinado.
- Espacios bien aprovechados.
- Papeles laborales encarpetados.
- Herramientas organizadas.
- Datos clasificados.
Quizás venís de una familia decente pero muy desordenada, tu desafío será obedecer este principio en forma completa para que nada limite la bendición del Señor sobre tu vida y la de tu familia.
Yo bendigo tu vida para que puedas hacer todo de forma decente y ordenada. De esta manera podrás ser obediente a Dios en todo y recibir todas sus bendiciones.
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