martes, 15 de febrero de 2011

Sepultan al niño José Miguel Pacheco Luis en medio de clamores de justicia contra el vigilante asesino.



Por Periodista 23

SAN PEDRO DE MACORIS. En medio de un gran dolor fue sepultado en la Necrópolis San Pedro de la Carretera Santa Fe el cadáver del niño José Miguel Pacheco Luis, ultimado el pasado sábado por un vigilante del Ingenio Porvenir.
El cortejo fúnebre con el cadáver del niño fue sacado de la que fuera su residencia del barrio Los Guandules en un carro fúnebre, seguido de familiares quienes lloraban y vociferaban consignas reclamando justicia contra el asesino del niño.
Su velatorio se produjo en la humilde casucha, situada en uno de los callejones que bordean el barrio y conducido hasta su última morada, la Necrópolis San Pedro.

Durante el trayecto hicieron una parada en los frentes del Ingenio Porvenir reclamando sanción para el matador, el vigilante Genaro Pierret.
Posteriormente prosiguió por la José Eugenio Kunjard, de manera lenta, para luego internarse por la carretera Santa Fe hasta llegar al camposanto.

Una vez allí el carro fúnebre penetró rodeado de personas, algunos de ellos entonando canciones cristianas.
En el cementerio fueron escuchadas algunas declaraciones de familiares reclamando justicia y luego el ataúd que tenía en su interior su pequeño cadáver, fue introducido a un hoyo hecho en la tierra, donde quedó para siempre ante los gritos de familiares, vecinos y allegados.
Estaban presentes su padre carnal Miguel Valdez y su padre de crianza Jorge Emilio Pacheco.
Su madre, Emiliana Luis, fue dejada en su vivienda, debido a su avanzado estado de embarazo.
En el sepelio también estaba presente un hermanito de 8 años.
José Miguel Pacheco Luis era el más grande de tres hermanitos, ya que además uno de 8 años también existe una hembra de 11.
La víctima cumpliría muy pronto 13 años y era estudiante de la escuela de Los Guandules, donde cursaba el sexto grado.

Su fallecimiento se produjo luego de que tomara una caña de un camión de los que la cargan hacia el interior del Ingenio Porvenir, lo que molestó al vigilante Genaro Pierret, quien le disparó con una escopeta que portaba como empleado del Ingenio Porvenir.
El disparo destrozó su corazón causándole la muerte en el mismo lugar del hecho.
Desde entonces, diversos sectores de esta población no han cesado en reclamar que le sea aplicada la máxima pena al vigilante homicida y no han faltado quienes han expresado su deseo de que le sea entregado a la población para lincharlo, pero eso está penado por las leyes dominicanas.
Es normal que en los centrales azucareros menores de edad se coloquen al lado de los camiones para halar las cañas y muchos lo hacen por necesidad, para saciar el hambre que en ocasiones afecta a sus estómagos debido a las limitaciones económicas de sus familiares.

Antes lo hacían al lado de los vagones halados por locomotoras alrededor de las líneas férreas ya desaparecidas.
El crimen del niño es ampliamente comentado en toda esta ciudadanía.

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