
JOHANNESBURGO. AP. El mundo se juntó ayer en Soweto para celebrar el fútbol, la música y la unión en la víspera de la primera Copa Mundial que se realiza en Africa, con un concierto donde participaron los colombianos Shakira y Juanes, la estadounidense Alicia Keys y los estadounidenses Black Eyed Peas, entre otras estrellas internacionales.
Algunos actos de calentamiento comenzaron horas antes de que el segmento del concierto televisado internacionalmente comenzara con un frenesí de banderas, tambores y danzas africanas.
El veterano trompetista sudafricano Hugh Masekela arrancó con “Grazin' in the Grass”, un éxito internacional de 1968. Rápidamente se le unió una nueva estrella local, Lira, con una versión de “Pata Pata”, de la desaparecida Miriam Makeba, otro éxito mundial que se originó en esta nación.
Los Black Eyed Peas les siguieron con un hábil popurrí de sus éxitos y de nuevo le tocó el turno a Africa, con el dúo de ciegos Amadou & Mariam de Mali.


Cerca de un tercio de los 40.000 asientos del estadio Orlando de Soweto fueron bloqueados para montar el escenario y los bastidores. La mayor parte del resto se llenaron, al igual que la pista de baile en el campo.
El concierto celebraba el torneo de un mes que arranca hoy en el principal estadio de Soccer City, justo a las afueras de Soweto, con un encuentro entre Sudáfrica y México.
Los organizadores calificaron tanto el recital como el primer partido como sendos triunfos, tras años de interrogantes sobre si un evento de magnitud mundial podía realizarse en una nación azotada por la pobreza y el crimen y aún desgarrada por el legado del “apartheid”.
“Esta es una vitrina”, dijo la espectadora Nana Masithela al entrar al Orlando. Nos estamos exhibiendo, estamos diciendo, 'Los negros pueden hacerlo!”.

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El escenario
El estadio donde se realizó el concierto fue renovado durante tres años y a un costo de 43 millones de dólares como parte de los preparativos para el Mundial. Sandy Angus, un organizador británico del evento que dijo ha visitado Sudáfrica con regularidad desde la década de 1970, recordó cuando el Orlando no era mucho más que hileras de tribunas y un campo desaliñado. El jueves quedó maravillado con las mejoras no sólo del estadio sino de la ciudad. “Todo ha cambiado, desde los caminos hasta los aeropuertos y los trenes'', dijo.
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