HATO MAYOR.-Muchos cadáveres han quedado al descubierto en cementerios municipales de pueblos del Este, por la incursión de rateros, que violentan los nichos, para robar candados y barrotes, que luego venden para consumir drogas narcóticas
La destrucción de tumbas para el robo de metales es más evidente en La Romana, San Pedro de Macorís, Higüey y Hato Mayor, donde más del 60% han sido profanadas.
La ausencia de seguridad nocturna y verjas perímetral en los camposantos han servido de caldo de cultivo, para que los cacos incursionen con facilidad y destruyan tumbas y carguen con metales que sirven de protección.
Familiares de fallecidos denuncian con frecuencia los hurtos, pero las autoridades municipales hacen caso omiso a las denuncias, que llegan hasta los cuarteles, donde tampoco encuentran ecos.
POR DROGAS
La destrucción de tumbas para robar los metales ha sido asociado al consumo de drogas alucinógenas, que se vende en las calles de barrios más que el arroz en los colmados, ante las miradas indiferentes de los organismos competentes.
Se denuncia que algunos de los compradores de metales, lo que hacen es truque de drogas por metales a los mozalbetes que penetran a los cementerios a desprender candados y barrenar puertas.
Muchos de los camposantos, además de que son profanados, son tomado por delincuentes para el desmantelamiento de vehículos robados, según deudos.
Tras la profanaciones, los amigos de lo ajeno, roban puertas, ataúdes, varillas y manubrios de ataúdes.
En Sabana de la Mar es recurrente el robo en el cementerio municipal, donde los profanadores han roto un buen número de tumbas en busca de metales y para sacarles las varillas a los nichos.
SE APOCAN VISITAS
La delincuencia ha reducido significativamente la visita de familiares a los camposantos, debido a que los delincuentes pernotan día y noche, violentando los nichos.
Temen ser atacado por los antisociales, que no reparan en robar de todos.
En San Pedro de Macorís, a pesar de haber vigilancia en por lo menos tres de los cementerios, la profonación de tumbas es frecuente y se demanda una mayor vigilancia y acciones de parte de la Policía Nacional y la justicia.
Desde La Romana se denuncia que muy pocas tumbas han quedado ilesas de los saqueos en los cementerios municipales.
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