Ser la madre de cinco hijos no apago la ilusion de Maria Esperanza Vidal, quien pasó los últimos siete meses comprando pañales, ropa, biberones y otros detalles para recibir a sus gemelas Merlina y Aimar.
El pasado domingo ella fue ingresada a la maternidad San Lorenzo de Los Mina donde los médicos le practicaron una cesárea y ahí descubrieron que se trataba de niñas siamesas, quienes murieron 27 horas después.
“Fue un embarazo difícil, porque me pesaba mucho y además me daban muchos dolores como de parto. Los médicos me dieron mucho seguimiento, pero las sonografías siempre indicaban que yo estaba embarazada de gemelas, aunque siempre sólo se vieron sus dos cabezas y una vulva en cada una que me realicé”.
El experto en perinatología del centro, Henry Gómez, explicó que las niñas nacieron con un pequeño problema respiratorio, pero fallecieron en la madrugada de ayer. “A María le realizamos la cesárea y encontramos que las niñas estaban adosadas en tórax y abdomen. Estos casos son conocidos como gemelos monocigóticos, o sea, que no se separaron en la vida intrauterina durante el período de la evolución”, dijo.
Explicó que las niñas de 36 semanas de gestación, compartían la pelvis, la vulva, el colon, las extremidades superiores e inferiores, entre otras “mal formaciones”.“En la radiografía que le practicamos encontramos que tenían dos corazones, dos cajas toráxicas, dos columnas y dos abdómenes.
Los médicos del área habíamos llegado a la conclusión de que teníamos en las manos un producto no viable, o sea, que no se salvaban”, agregó el galeno.Las siamesas tenían en sus espaldas una protuberancia que sugería el inicio de la formación de un brazo que se atrofió, y otra al final de la columna vertebral que probablemente era una pierna también no desarrollada.“Los médicos me la enseñaron desde que la sacaron de mi vientre, pero mi esperanza era que vivieran aún con su problema.
Yo estaba ilusionada con recibir mis dos niñas”, dijo Vidal, quien lloraba ayer en la mañana por su pérdida. Vidal, de 34 años, es nativa del barrio Los Cocos, en Bayaguana, donde vive con su esposo y sus hijos de entre dos y 15 años.
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