POR MANUEL ANTONIO VEGA
HATO MAYOR. Una mujer y su bebé recién nacido tienen tres días recluidos en un pasillo del cuartel policial de Hato Mayor supuestamente porque otro de sus hijos, de 11 años, fue retirado de las calles, donde limpiaba zapatos.
El apresamiento habría sido dispuesto por el fiscal Claudio Cordero.
El menor de 11 años fue retirado de las calles como parte de un proceso de las autoridades dirigido a eliminar su presencia de las vías. En estos casos, los menores son dejados en libertad, pero los padres son apresados.
Sacerdotes, pastores, periodistas y hasta políticos han solicitado al fiscal que flexibilice la medida para evitar que la mujer y su prole enfermen en el cuartel, donde la falta de higiene impera.
La mujer tiene que amamantar a la cría delante de los policías y el público que visita el cuartel.
La radio y la televisión local ha condenado la acción del fiscal y se apela a la intervención del procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito.
Organismos de defensa de los derechos humanos amenazan con someter al fiscal por violar los derechos de la dama y exponerla a problemas de salud. La mujer vive en extrema pobreza y es madre soltera.
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