Por: Ramón Perdomo
ramonperdomo83@hotmail.com
La opción de viajar a Venezuela, que ahora es República Bolivariana de Venezuela, era algo que me venía trabajando por dentro desde hace varios años, más aún después del ascenso del Teniente Coronel de la Armada de ese país, Hugo Rafael Chávez Frías a la presidencia, de quien al principio de su mandato muchos fuimos los que esperamos un tiempo para adherirnos a su proyecto de Patria Independiente, Libre y Soberana, ya que era poco común que un hombre que hiciera esos planteamientos para gobernar un país, lo pudiera llevar a cabo en nuestra América; teniendo la experiencia vivida en Chile con Salvador Allende y con Maurice Bishop en Grenada, proyectos de “patria libre” truncados por la mano poderosa de los Estados Unidos y sus organismos como la CIA, el FBI y la DEA.
Tuve la oportunidad de viajar a Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela, para asistir como periodistas a la cobertura de las elecciones presidenciales del 7 de octubre pasado. Ciudad con poca luz, contrario a San Pedro de Macorís aquí en República Dominicana. Allí para esta época del año oscurece temprano del día y aquel cambio atmosférico me impactó considerablemente, más las lluvias a temprana hora de la tarde, que me causaron un estado de melancolía poética y me robaron espacios metafóricos en medio de una copa de Ron Cacique y aquella música autóctona que sonaba en el restaurant donde departía en solitario. Convertí aquel momento en alegría, porque estaba en un país, en un pueblo, en una bicentenaria ciudad conmovida por una transformación social nunca vista en la historia de América.
Digo nunca vista, porque la verdad es que nadie podía pensar que gobierno alguno en algún país de América, hiciera lo que está haciendo Hugo Chávez en Venezuela: Nacionalizó la mayor riqueza que pueda tener un país en los actuales momentos, que es el petróleo y toda su reserva; regresó a su país las reservas de oro, las que estaban en manos de particulares y de sectores poderosamente activos de los Estados Unidos de América; ambos recursos eran usados a espalda de la mayoría de los 20 y tantos millones de venezolanos y más aún de los pobres que superan en número a los ricos (tutumpotes en R. Dominicana) y clase media de la patria de Bolívar.
¿En cuál libro, en cuál texto de Vladimir Lenin –confieso que no he leído mucho sus obras–, puede encontrarse algo semejante a lo que está haciendo el Comandante Hugo Chávez en Venezuela. Ha sabiendas de que la primera revolución socialista o comunista que se dio en el mundo fue la que éste dirigió y que concluyó con el ascenso al poder de los trabajadores en la Rusia de entonces en octubre de 1917? ¿Quién se atrevería ha afirmar que el mentor de la Revolución China (1949) Mao Tsen Tung (Mao Zedong), en algunos de sus escrito pudo prever proféticamente el ascenso al poder de un gobierno democrático, surgido con las propias metodologías de ese sistema, y no por las armas, y que se dedicara a trabajar por los pobres, por los obreros, por los desposeídos, por los marginados en una sociedad netamente capitalista? ¿Para el comandante Fidel Castro, líder de la revolución más importante de América y el Caribe, que provocó el ascenso al poder de la clase obrera en Cuba en 1959, hubo de predecir que en este continente se produciría un acontecimiento social, económico y político tan importante como el ocurrido en Venezuela, sin haberse tenido que ir a las montañas con las armas al hombro o a las fábricas a convencer a través de los sindicatos a humildes trabajadores? No, no, y no.
orque lo que se está produciendo en el hermano país suramericano, es un acontecimiento sui generi, lo que el propio mentor –Hugo Chávez Frías– ha llamado “revolución socialista”, y esto así porque el cambio ha sido sustancial para esa clase, que veía solo a los gobernantes de turno y sus adlates, llenarse los bolsillos de dinero, entregar el patrimonio económico y natural a sectores extranjeros y no responder a las grandes necesidades de ese pueblo que moría de hambre, analfabetismo y de insalubridad. Es una “revolución sui generi”, que está poniendo a ciertos sectores de América y el mundo a pensar si en verdad lo que llevan a cabo en sus países es una verdadera democracia, porque sin tener que bajar de las montañas, sin tener que organizarse en sindicatos y provocar enfrentamientos guerrilleros, se está produciendo un cambio sustancial en la sociedad venezolana en donde los más desposeídos, los más pobres, los de abajo: descalzos y descobijados; esos a los que les cantaba el Grupo Guaraguao en sus canciones en los años 70 del pasado siglo, a los niños “con sus mismas cicatrices millonarios de lombrices” , a esos hombres y mujeres con pústulas en las canillas, les ha hecho hospitales, les ha hecho escuelas y ha propiciado una educación digna de un ser humano, sin tener que pagar mensualmente cuantiosas cantidades de dinero, les ha abierto el camino a la educación, la que sin lugar a dudas produce conocimiento y el conocimiento trae consigo una mayor conciencia.
Claro está, en la República Bolivariana de Venezuela no se ha hecho todo, ni todo funciona a la perfección y eso lo ha expresado el presidente Chávez, y lo dijo en su discurso de proclama como ganador de las elecciones del 7 de octubre pasado “hay que ser autocríticos”. Los que están en la cúpula dirigencial tienen el compromiso de asumir con humildad los cargos y las misiones en las que han sido asignados, no basta con decir que se es revolucionario, eso hay que demostrarlo, no basta con decir que “el comandante Hugo Chávez trabaja para los pobres” y que encabeza una de las revoluciones más sui generi en el mundo. Hay que trabajar para perfeccionar esa revolución, para que tenga sus frutos y los venezolanos, no solo de la clase pobre, sino todos, puedan vivir en paz y en armonía.
ramonperdomo83@hotmail.com
La opción de viajar a Venezuela, que ahora es República Bolivariana de Venezuela, era algo que me venía trabajando por dentro desde hace varios años, más aún después del ascenso del Teniente Coronel de la Armada de ese país, Hugo Rafael Chávez Frías a la presidencia, de quien al principio de su mandato muchos fuimos los que esperamos un tiempo para adherirnos a su proyecto de Patria Independiente, Libre y Soberana, ya que era poco común que un hombre que hiciera esos planteamientos para gobernar un país, lo pudiera llevar a cabo en nuestra América; teniendo la experiencia vivida en Chile con Salvador Allende y con Maurice Bishop en Grenada, proyectos de “patria libre” truncados por la mano poderosa de los Estados Unidos y sus organismos como la CIA, el FBI y la DEA.
Tuve la oportunidad de viajar a Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela, para asistir como periodistas a la cobertura de las elecciones presidenciales del 7 de octubre pasado. Ciudad con poca luz, contrario a San Pedro de Macorís aquí en República Dominicana. Allí para esta época del año oscurece temprano del día y aquel cambio atmosférico me impactó considerablemente, más las lluvias a temprana hora de la tarde, que me causaron un estado de melancolía poética y me robaron espacios metafóricos en medio de una copa de Ron Cacique y aquella música autóctona que sonaba en el restaurant donde departía en solitario. Convertí aquel momento en alegría, porque estaba en un país, en un pueblo, en una bicentenaria ciudad conmovida por una transformación social nunca vista en la historia de América.
Digo nunca vista, porque la verdad es que nadie podía pensar que gobierno alguno en algún país de América, hiciera lo que está haciendo Hugo Chávez en Venezuela: Nacionalizó la mayor riqueza que pueda tener un país en los actuales momentos, que es el petróleo y toda su reserva; regresó a su país las reservas de oro, las que estaban en manos de particulares y de sectores poderosamente activos de los Estados Unidos de América; ambos recursos eran usados a espalda de la mayoría de los 20 y tantos millones de venezolanos y más aún de los pobres que superan en número a los ricos (tutumpotes en R. Dominicana) y clase media de la patria de Bolívar.
¿En cuál libro, en cuál texto de Vladimir Lenin –confieso que no he leído mucho sus obras–, puede encontrarse algo semejante a lo que está haciendo el Comandante Hugo Chávez en Venezuela. Ha sabiendas de que la primera revolución socialista o comunista que se dio en el mundo fue la que éste dirigió y que concluyó con el ascenso al poder de los trabajadores en la Rusia de entonces en octubre de 1917? ¿Quién se atrevería ha afirmar que el mentor de la Revolución China (1949) Mao Tsen Tung (Mao Zedong), en algunos de sus escrito pudo prever proféticamente el ascenso al poder de un gobierno democrático, surgido con las propias metodologías de ese sistema, y no por las armas, y que se dedicara a trabajar por los pobres, por los obreros, por los desposeídos, por los marginados en una sociedad netamente capitalista? ¿Para el comandante Fidel Castro, líder de la revolución más importante de América y el Caribe, que provocó el ascenso al poder de la clase obrera en Cuba en 1959, hubo de predecir que en este continente se produciría un acontecimiento social, económico y político tan importante como el ocurrido en Venezuela, sin haberse tenido que ir a las montañas con las armas al hombro o a las fábricas a convencer a través de los sindicatos a humildes trabajadores? No, no, y no.
orque lo que se está produciendo en el hermano país suramericano, es un acontecimiento sui generi, lo que el propio mentor –Hugo Chávez Frías– ha llamado “revolución socialista”, y esto así porque el cambio ha sido sustancial para esa clase, que veía solo a los gobernantes de turno y sus adlates, llenarse los bolsillos de dinero, entregar el patrimonio económico y natural a sectores extranjeros y no responder a las grandes necesidades de ese pueblo que moría de hambre, analfabetismo y de insalubridad. Es una “revolución sui generi”, que está poniendo a ciertos sectores de América y el mundo a pensar si en verdad lo que llevan a cabo en sus países es una verdadera democracia, porque sin tener que bajar de las montañas, sin tener que organizarse en sindicatos y provocar enfrentamientos guerrilleros, se está produciendo un cambio sustancial en la sociedad venezolana en donde los más desposeídos, los más pobres, los de abajo: descalzos y descobijados; esos a los que les cantaba el Grupo Guaraguao en sus canciones en los años 70 del pasado siglo, a los niños “con sus mismas cicatrices millonarios de lombrices” , a esos hombres y mujeres con pústulas en las canillas, les ha hecho hospitales, les ha hecho escuelas y ha propiciado una educación digna de un ser humano, sin tener que pagar mensualmente cuantiosas cantidades de dinero, les ha abierto el camino a la educación, la que sin lugar a dudas produce conocimiento y el conocimiento trae consigo una mayor conciencia.
Claro está, en la República Bolivariana de Venezuela no se ha hecho todo, ni todo funciona a la perfección y eso lo ha expresado el presidente Chávez, y lo dijo en su discurso de proclama como ganador de las elecciones del 7 de octubre pasado “hay que ser autocríticos”. Los que están en la cúpula dirigencial tienen el compromiso de asumir con humildad los cargos y las misiones en las que han sido asignados, no basta con decir que se es revolucionario, eso hay que demostrarlo, no basta con decir que “el comandante Hugo Chávez trabaja para los pobres” y que encabeza una de las revoluciones más sui generi en el mundo. Hay que trabajar para perfeccionar esa revolución, para que tenga sus frutos y los venezolanos, no solo de la clase pobre, sino todos, puedan vivir en paz y en armonía.
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