jueves, 16 de marzo de 2023

Las edificaciones fantasma que el mar devora en la costa de Puerto Rico.



Es difícil creer que esa playa estaba bordeada por una carretera, y que allí había otras residencias y un vasto terreno con negocios, palmeras y pinos.


En el lugar se celebraban reuniones familiares, días feriados y la gente podía cruzar el litoral para llegar al otro extremo del vecindario.


Ahora la orilla no es más que una pequeña franja de arena. El patio del hogar de esta expolicía de 57 años, quien ha vivido allí por cuatro décadas, es un cúmulo de ruinas de cemento, basura y vegetación con raíces expuestas que son golpeadas constantemente por el mar.


Estamos de visita un día soleado de enero y Janet, mientras camina por el trozo de carretera rota, nos cuenta que los vecinos se han ido y que las bonitas memorias del barrio son empañadas por un profundo miedo.


El mar, al que ella le atribuye vida propia, se está tragando la costa poco a poco. A su paso, deja todo desolado.


Las edificaciones ceden y comienzan a caer. Se convierten en estructuras fantasma que nadie habita y que amenazan la vida marina y el turismo, hasta que al final desaparecen, mientras que la población queda desplazada.


El fenómeno que arrasa la zona de Villa Cristiana se conoce como erosión costera, un proceso natural en el que la playa, que es un ecosistema dinámico, pierde arena y el mar se adentra.


En muchas áreas de los 44 municipios con acceso al mar en Puerto Rico, afirman los científicos, la erosión dejó de ser normal y ahora representa un problema. Las playas se están perdiendo de forma acelerada y no se recuperan.s difícil creer que detrás de la casa de Janet Quiñones en el sector Villa Cristiana en Loíza, un pequeño pueblo del norte de Puerto Rico, había una enorme playa.


No hay comentarios: